Estimado lector,
Lo primero de todo me dirijo a ti para agradecer el haber dedicado tu valioso tiempo a la lectura de este diario en el deseo de que te haya sido tan didáctico como ameno. Llevamos ya cincuenta y tantos capítulos juntos compartiendo escritura, lectura, vivencias y anécdotas y espero haberte trasladado, bajo mi personal punto de vista, lo que fue nuestro viaje, sus interioridades, lo positivo y lo negativo pero, sobre todo, la experiencia de haber recorrido durante unos días un pedacito de la Historia Antigua que ha impregnado nuestra razón de ser como Civilización Mediterránea y Occidental.

En esta etapa toca hacer balance del viaje y lo voy a plasmar en diversos apartados:
. En lo que respecta al itinerario, a toro pasado creo que se ha acertado a la hora de escoger el mismo y haber aprovechado también la extensión de días tanto a la ida como a la vuelta del crucero. Se podría haber incluido algún día más previo en Atenas y haber permanecido algún día más en Bolonia pero ya ello habría desequilibrado el presupuesto y no sé si hubiéramos llegado con fuerzas al final después de tantos días tan intensos. En el crucero ha habido escalas mejores y peores, algunas casi prescindibles como Argostoli, pero en general le daría una buena nota a este aspecto. Se ha logrado, por último, una buena conjunción entre el aspecto cultural y la diversión pura y dura.
. Hablando de las ciudades visitadas se podría concluir lo siguiente:
1 - Atenas: ciudad caótica a su modo pero con su “je ne sais quoi”. Me ha parecido curioso que no haya un alarde exagerado en mostrar toda la riqueza de su patrimonio clásico a lo largo de la ciudad como podrían hacer en otros sitios. De hecho, porque visitamos la Acrópolis, si no poco de la Atenas de Pericles, por circunscribirlo a esa época, hubiéramos visto por lo que es el centro de la capital. Se nos quedó escasa la visita en el día y medio que estuvimos.
2 - Mykonos: no fue nuestro día. Demasiada gente y demasiadas apreturas. Tiene su particular encanto pero no en esas condiciones. De todas formas, puestos en la tesitura de visitar islas griegas "de moda", Mykonos o Santorini, conociendo ambos, me quedo sin duda con Santorini.
3 - Chania: una grata sorpresa, la verdad. El casco antiguo, el puerto veneciano o el faro desprenden un aroma a amalgama de culturas que la hace especialmente atractiva. Nos gustó y merece una visita junto con el resto de la isla de Creta.

4 - Argostoli: la que sale peor parada, en comparación con el resto. Sin embargo, hay que decir que como escala de crucero es perfecta: el puerto sólo admite un barco y lo que hay que ver se ve rápido y está muy cercano caminando. Adecuado para estar en mitad de recorrido y que sirva como intermedio entre lo mollar del itinerario.
5 - Kotor: con sensaciones parecidas a Mykonos en cuanto al ajetreo pero siendo más disfrutable por su entorno y patrimonio. Y lo del fiordo pues es un muy buen añadido a la escala. Un sitio para visitar una vez en la vida.

6- Split: un Mykonos con esteroides. Entre la gente y el triatlón no le pudimos sacar todo el jugo a la visita y a todo lo que abarca el antiguo Palacio de Diocleciano pero lo que vimos nos agradó sobremanera. En otras circunstancias podría haber sido lo mejor del viaje por lo que habrá que volver un día para poderlo experimentar.
7 - Rávena: la gran tapada a priori pero una de las que más nos ha llenado. Su patrimonio podría sorprender a quien no estuviera avisado de ello pero en mi caso, sabiendo lo que me iba a encontrar, ha colmado con creces las expectativas.

8- Bolonia: otra sorpresa agradable. Pensaba yo que con 4 horas sería suficiente para ver lo más importante de la ciudad y al final nos quedamos cortísimos por todo lo que la ciudad ofrece. Habrá que regresar algún día.
Reflexión: Cuando se viaja al final uno acaba interactuando no con el ciudadano de a pie de la ciudad de turno sino con el personal de restauración, quien te expende un billete de transporte o una entrada a un museo, quien te atiende en una tienda de recuerdos o cobra en un supermercado. En estas interacciones te das cuenta de los caracteres de cada nacionalidad o zona geográfica y, sin generalizar, en Grecia hemos tenido un trato afable y correcto, en Montenegro y Croacia la gente en general ha sido más seca de trato y formas y en Italia, mucho más abiertos y expansivos. Me ha hecho gracia comprobar como la lengua de Shakespeare es el nuevo latín de los antiguos a todos los niveles en el sentido de que daba igual que uno intentara meter su lengua como deferencia que, indefectiblemente, lo que acababa fluyendo era el idioma inglés. Un buen ejemplo ha sido en la recepción del hotel de Rávena donde un italiano y un español, con idiomas muy parecidos, han de comunicarse: el español trata de usar el italiano mezclado con el español en todas las ocasiones y el recepcionista se tira al inglés a las primeras de cambio.
En lo referente al crucero en sí, voy a ir por partes:
- Las instalaciones del barco más que correctas y pese a los años de antigüedad del mismo cumplen perfectamente su función. Su tamaño medio te evita caminatas y tiene casi todo lo que ofrecen sus hermanos mayores de clases superiores dentro de la naviera. Si uno viene de un clase Oasis puede echar en falta el teatro acuático o el jardín, por ejemplo, pero con lo que tiene se da uno por satisfecho.

- La animación es un punto destacado porque no se aburre uno durante todo el día y la noche con multitud de actividades, música y fiestas. Los animadores ponen todo su empeño y el hecho de que la inmensa mayoría sea de origen latino le da un añadido superior por las ganas que le ponen y el buen ambiente que crean. Como parte negativa lo flojo del apartado musical en lo que se refiere a fiestas y discoteca.
- En cuanto a la tripulación pues lo que uno se espera de esta naviera una vez se ha navegado anteriormente con ella y lo que se diga es poco: educación, predisposición sin llegar al servilismo y mucha voluntad para que la experiencia del pasajero sea la mejor.
- Los espectáculos rayan a un buen nivel pese a que haya alguno que pudiera ser algo más mejorable. Intentar contentar a todo tipo de público y al final lo consiguen. No nos hemos perdido ninguno y la afluencia ha sido alta a lo largo de la semana. Las largas ovaciones se han sucedido también, señal de que ha gustado lo que se representaba o actuaba.
- La restauración ha sido correcta pero es verdad que tampoco ningún plato me ha despertado un recuerdo imborrable. Sin hambre y sed no te quedas en ningún momento y tampoco recuerdo algo especialmente malo de sabor o indigesto, lo que también es buena señal.
- La vida a bordo ha sido tranquila y no se han notado aglomeraciones apenas salvo en casos muy puntuales. Hemos tenido acceso a hamacas casi de inmediato, lo cual es una buena prueba de fuego del nivel de ocupación del barco, las colas han sido de escasa duración, de haberlas y, también hay que decirlo, es la primera vez en todos los cruceros que llevo que no he tenido que ir a recepción para nada (miento, nos acercamos una noche a pedir un sobre para propinas y la interacción fue de segundos). Esto da prueba de que no ha habido ningún problema y no ha habido que reclamar ni preguntar nada. Otro punto a favor es que, sin pedirlo, nos han dejado los diarios de a bordo en español, cosa que no se había estilado en los últimos cruceros y había tenido que solicitarlos al cabinista, a veces sin éxito. A ello se suma que había mucha tripulación hispanohablante por lo que el tema del idioma no ha sido apenas obstáculo para disfrutar de la experiencia, salvo en alguna de las actuaciones del teatro o algunos juegos, donde el inglés era exclusivo y ahí te podías perder. Además, en las locuciones por megafonía también se utilizaba nuestro idioma.
- El pasaje a bordo no ha supuesto un obstáculo a superar. Siendo mayoritariamente estadounidense, canadiense y australiano, siendo los europeos y latinoamericanos minoría, la gente se ha comportado en las áreas públicas, no ha habido lucha grecorromana a la hora de servirse en el bufé y se han respetado turnos y colas cuando tocaba (unos más que otros, el burro troyano delante…). Pese a que el alcohol circula desde bien temprano no ha habido estados de embriaguez patentes y molestos para los demás. Cada uno a lo suyo y a disfrutar de las vacaciones sin molestar al prójimo.
Por último, le he pedido a mi acompañante que me resalte aspectos a destacar de estos días vividos para plasmar aquí también su punto de vista desde una perspectiva alejada de este tipo de experiencia viajera. Aquí van unas pinceladas:
a) Tirón de orejas, lo primero. Se me ha olvidado comentar que en la cena del tercer día de crucero, cuando los camareros nos estuvieron amenizando con sus bailes, también nos obsequiaron con el baile de “la Macarena” a su aire y que en una zona del restaurante un nutrido grupo de pasajeros se levantaron y en medio de las mesas se pusieron también a bailar con la canción. También se me ha olvidado relatar que en la penúltima cena en el crucero, la del día de Kotor, salieron los cocineros a desfilar por todo el restaurante y a pegarse unos bailes a ritmo del “Dollar wine” del cantante Collins Lucas. Tantas cosas pasaron estos días que más de una se ha quedado en el tintero…. Le va a uno también fallando la memoria….
b) Resaltar el trato recibido dentro del barco por parte de la tripulación. Ni un mal gesto, ni una mala palabra; todo atenciones y amabilidad. Y ello contrasta con algunos gestos y actitudes que sí hemos visto por parte de quien tiene trato al público en las ciudades visitadas y es comprensible porque ante tanta saturación de turista, aunque se tenga mucho aplomo, cualquiera tuerce el morro o pierde un poco los nervios. Esto es lo que provoca la masificación incontrolada del turismo en según qué sitios…
c) Ya comentado durante el diario: el grato descubrimiento de este formato de viajes que han ganado un adepto más para el futuro. Aquí se aplica lo de “quien prueba, repite”.
En conclusión, ha sido un viaje satisfactorio y recomendable en todos los aspectos donde casi todo ha ido a pedir de boca y que nos ha permitido pasar unas vacaciones inolvidables por muchas razones.
Esto se va acabando…..

Pero como la función no acaba hasta que no canta la Gorda, ¡no se vayan todavía que aún hay más!. Nos vemos en la siguiente etapa.