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Bajamos al Teatro y los pasajeros, generalizando, van arreglados pero sin excesos. Nos sentamos en 4° fila centrados y esperamos al inicio del espectáculo. Hoy toca el 2° musical de producción propia Music in pictures.
La naviera lo publicita así: No te olvides de las palomitas en este espectáculo repleto de ritmo y música: Music in Pictures. Relájate para volver a disfrutar de canciones y melodías inolvidables de películas clásicas (las bandas sonoras esenciales que hacen que el cine cuente con moción y emoción) con éxitos que van desde queridos musicales hasta las películas más taquilleras.
Se suceden cantes y bailes de diferentes películas que, sinceramente, no reconozco salvo la de Jai Ho, perteneciente a la oscarizada Slumdog Millionaire (mi acompañante me dice luego que ha identificado una canción de "Sonrisas y Lágrimas "). Los cantantes lo bordan, los bailarines también y los cambios de escenarios y vestuario, unido a la música en directo interpretada por la orquesta del barco, conforman un todo muy destacable. Puntuación en la media de la naviera.
Finaliza el show y nos vamos a cenar. Hoy toca Noche italiana y hay platos como minestrone, lasagna o pastel italiano de nutella. En mi caso, aparte de polenta y risotto me atrevo a probar la opción india de la noche: el cordero Kofta especiado. Todos los menús de la semana han incluido un plato de origen indio, siempre especiado, y lo he ido dejando por si acaso el picante me sentaba mal y me arruinaba el resto de la semana. Quedando un día como quien dice hago hoy intento de saborear una cosa diferente pero juntando los dedos para que la aventura salga bien.
Me traen el plato de cordero con acompañamiento de arroz basmati y pappadum y me pongo a ello. Es la atracción de la noche porque los compañeros mejicanos de mesa, que le dan al tabasco día sí, día también, tienen curiosidad por saber cuan fuertes están estos platos por aquello de probar alguno la semana que viene en el siguiente itinerario y compararlo a través de su propio paladar, más que acostumbrado al picante característico de su gastronomía. El primer bocado es soportable pero a medida que avanza la ingesta aquello empieza a ser de todo menos divertido. Toso, carraspeo, lagrimeo y asalto el arroz en un vano intento de que el picor baje de intensidad. No es lo peor en cuanto a picante que he probado pero éste va bien servido. Risas y chanzas por parte del resto de la mesa pero me lo acabo como orgullo y personal y, picor aparte, he de decir que el plato estaba rico y bien cocinado. En un aparte le pido a Henry, el camarero, que me traiga por favor de postre también un helado para ver si me ayuda a rebajar el incendio acumulado en mis papilas gustativas.
Llega la hora del postre y a todos nos traen tiramisú y panna cotta (hoy hemos tirado la casa por la ventana en lo que a dulce se refiere). Hacemos la cata correspondiente y el criterio es unánime: la panna cotta haría palidecer de indignación a cualquier italiano que se precie porque aquello era saborear un yogur natural de los baratos. No tenía sabor alguno y así se lo hicimos saber a Henry y Rafael para que los cocineros tomaran buena nota. Menos mal que vamos a estar 2 días en Italia y nos vamos a poder desquitar….
Acabado el postre hacemos sobremesa. Nuestros acompañantes nos sorprenden invitándonos a una copa de champán porque les han regalado una botella y han querido compartir su consumición con nosotros. Brindamos por todo y por todos y seguimos charlando. Nos comentan que hoy han hecho una excursión con la naviera que les ha llevado al pueblo de Perast y que luego un barquito les ha trasladado al islote de Nuestra Señora de las Rocas. El pueblo les ha gustado, muy recogido y coqueto, con un toque medieval y la visita a la islita de la Virgen de las Rocas, pese a su pequeño tamaño y estar llena de gente, también les ha placido. Otra visita que se queda en el tintero para una futura e indeterminada vuelta a Kotor.
Acabada la sobremesa subimos a la cubierta de las piscinas puesto que esta noche toca la fiesta latina.
Allí nos encontramos el mismo panorama que la fiesta toga de principios de semana pero esta vez sin togas y siendo el único estilo musical el latino. El equipo de animación hace coreografías al ritmo de la música y el personal allí presente a mover el esqueleto con mayor o menor gracia. Me parece curioso que al lado de Dj Cochambre, que es el que está poniendo los temas, está también el Director del Crucero, Michele, como mero observador. El hombre se lo está pasando bien riendo y comentando y lo achaco a que debe estar empapándose de la fiesta, al ser su primera semana, de cara a las próximas.
En un momento dado me llevo la gran sorpresa de que ponen un tema mítico de mediados de los 90 y que fue uno de los grandes éxitos de las verbenas de aquella época: "El tiburón" del grupo Proyecto Uno. ¡La de bailes que me he pegao, pelotazo en mano, con esta canción! ¡Qué tiempos de juventud e inconsciencia!
Finaliza la fiesta y hoy decidimos recogernos porque ya le hemos dado todas las posibilidades del mundo al Dj y esta noche no vamos a sufrir más en la discoteca. Bajamos a la Promenade exterior y me acerco a la baranda a ver la costa iluminada y el discurrir de las olas.
Es buen momento para que suenen las notas de la sin par canción de Charles Trenet, “La mer”:
La mer
qu'on voit danser
le long des golfes clairs
á des reflets d'argent
Son esos momentos de pequeña intimidad que suceden en marcos incomparables y viajar en un crucero, parafernalia aparte, te permiten éstas y más experiencias del mismo calado: la brisa del mar, la estela del barco, la gaviota danzando, el crepúsculo a lo lejos…. Se echará muchísimo de menos.
Hoy nos acomodamos en “The Tavern”, un bar debajo de la Gromenauer que suele estar muy tranquilo. Allí charlamos, hacemos recapitulación del día y organizamos la jornada de mañana en tierras croatas. Pasamos por el Café Promenade a por una infusión reconstituyente que ayude a mi maltrecho estómago, nos marchamos al camarote y nos fijamos en lo que la gente ha puesto en las puertas de los suyos como distintivos o divertimento, en formato imán.
El texto viene a decir que el pronóstico para el día de hoy es navegar con la oportunidad de estar bebiendo. En esencia lo que venía a decir el cantante Palito Ortega en su conocida canción “La chevecha”.
Que chabocha la chevecha
Que che chube a la cabecha
Anda chava chube y chive
Oto bacho de chevecha
Oto bacho de chevecha
Anda chava chube y chive
Que chabocha la chevecha
Que che chube a la cabecha
Finaliza la jornada. Buenas noches.
Conclusiones que nos deja el día:
. Es conveniente fijarse antes de entrar en las iglesias lo que se puede y no hacer como llevar gorra o hacer fotos. Vimos que llamaron la atención a más de uno por este motivo. Es recomendable, por tanto, antes de entrar el ver el cartel informativo en la puerta y proceder en consecuencia.
. El casco histórico de Kotor no es demasiado grande en extensión por lo que se le puede pasear en relativamente poco tiempo. Bajando pronto a puerto, organizándolo bien, daría tiempo para verlo y hacer alguna otra actividad por los alrededores.
. Lo más impresionante del fiordo de Kotor, aparte de la panorámica de la propia ciudad, en el extremo de aquél, está en el tramo desde las proximidades de Perast hasta Punta Ostro y Fuerte Lustica, donde ya se accede a mar abierto. Son los tramos propiamente dichos de las bocas de Kotor, con las zonas más estrechas de mar.
. Inexorablemente vamos llegando al final del crucero y lentamente se nos van escurriendo de entre los dedos los días de vacaciones. Mañana es la última escala y el postrero día efectivo en el barco y ello empieza a provocar una cierta angustia porque el regreso a la cruda realidad está a la vuelta de la esquina. Intentaremos aprovechar lo que aún nos resta. Como decía el poeta latino Quinto Horacio Flaco: “Coge el día presente y fíjate lo menos posible del mañana”.
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